Al maestro con cariño.-

Hablar de Stanley Kubrick significa hacerlo sobre uno de los mayores genios de la realización cinematográfica de todos los tiempos. Sobre este grandísimo autor neoyorquino se han escrito cientos de libros y artículos, se han llevado a cabo retrospectivas y documentales en torno a su vida y obra; hoy en día se siguen haciendo conmemoraciones, estudios y muestras de su filmografía en cine clubs a lo largo y ancho del mundo.

Kubrick ha logrado que sus películas formen parte del bagaje cultural del siglo XX,  que muchas de sus escenas ocupen un espacio en la memoria y retina colectiva de millones de personas.

Adjetivar a este director no es tarea breve, por la cantidad de matices, -algunos contrapuestos- que en suma hacen de él, maestro y genio. Realizador ecléctico, autodidacta – nunca recibió estudios formales de cine –, exigente con el trabajo, meticuloso hasta la obsesión, perfeccionista hasta el último detalle.  Controvertido, hermético, solitario y a la vez muy familiar, protector de su vida privada, excéntrico y apasionado, visionario, podríamos seguir…

Ante todo, Kubrick tuvo una personalidad fuerte e intensa, de las que rezuman seguridad en si mismo. Los que trabajaron con él terminan calificándolo de una persona con una inteligencia misteriosa que sabía bien lo que hacía y hacía bien lo que sabía.

Kubrick representa el cineasta hecho a si mismo. Desde su tierna infancia ya coqueteó con la fotografía, afición inculcada por su padre. En la escuela se lanzaba a captar imágenes, y a retratar la realidad a través de una máquina de fotos. La fotografía se fue convirtiendo en su pasión y fascinado por sus posibilidades, logró sus primeros éxitos y empezó a vivir de ella, fichando por una prestigiosa revista de la época. Poco a poco, su mirada a través de la instantáneas se fue haciendo más sofisticada, evolucionando y dándole paso a ponerse detrás de otro tipo de lentes, las de las cámaras de rodaje.

Al mismo tiempo que iba fraguando su pasión por las cámaras también fue abriendo su mente a otra de sus adicciones: la música, Kubrick fue un melómano. Sus películas no hubieran llegado a ser tan impecables sin su exquisita aplicación en las bandas sonoras a lo largo de toda su filmografía. En más de una ocasión rayando la manía.

Dieciséis películas componen su brillante filmografía como director, desde su primer cortometraje documental a los vientres años, Day of the fight (1951), basado en su propio trabajo como fotógrafo para la revista Look, hasta su último éxito en 1999 Eyes Wide Shut. Una semana después de su estreno en Nueva York, murió reconfortado por el éxito del esfuerzo dedicado a un rodaje largo y caro.

Stanley Kubrick, es uno de los realizadores más eclécticos de todos los tiempos, si a Billy Wilder o a Woody Allen se les conoce por sus comedias, a Scorsese por su cine de gángsters, él fue capaz de hacer comedia, drama, cine bélico, ciencia ficción, cine épico, histórico y negro, por nombrar algunos géneros y sin entrar en subgéneros…

Kubrick fue capaz de hacernos espectadores cómplices de un inquietante robo en un hipódromo en Atraco Perfecto, exponiendo en imágenes su meticulosa planificación. Película ésta que sin duda influiría de algún modo en Tarantino en su película Reservoir Dogs.

Realizó una de las mejores y más controvertidas películas bélicas de la historia del cine, Senderos de Gloria. En ella, Kubrick, nos ofrece una perspectiva sombría y claramente antibelicista de lo que pudo ser un campo de batalla en la I Guerra Mundial. Demostró un gran talento con el usode las cámaras a lo largo de las trincheras. Y tuvo que afrontar una dura polémica de Francia en donde se prohibió, al sentirse ofendidos.

Adaptarse a un rodaje de una epopeya como Espartaco tras ser despedido Anthony Mann a petición de Kirk Douglas, no resultó nada fácil para Kubrick quien sin embargo logró un peliculón en cinemascope puro, y un rotundo éxito de taquilla con uno de los repartos más laureados de su filmografía, lo que además le permitió dedicarse a sus siguientes proyectos con más tranquilidad.

Hablamos también del genio que supo adaptar la novela de Arthur C. Clarke, 2001 una Odisea del Espacio, película que aún genera debate por sus múltiples interpretaciones. Otro de los regalos al Séptimo Arte del realizador todavía hace que muchos cuando escuchamos el Danubio Azul de Strauss no podamos evitar elevar nuestra imaginación a una suerte de vals sincronizado de pasos ingrávidos entre planetas y naves espaciales.

Kubrick era un maestro de la ambigüedad, ese concepto sin aristas tan sumamente difícil de plasmar en el celuloide y que él supo integrarlo en gran parte de sus películas. Combinar las sinfonías de Beethoven con la ultraviolencia de una banda de jóvenes descontrolados, indagar en la temática de la reinserción creando un impacto visual tan rotundo para la época,lograr adaptar una novela compleja a una gramática visual espeluznante, tan compacta en su factura final, es parte del legado que nos dejó Kubrick en forma de Naranja Mecánica. En mi opinión una de sus mejores películas.

Muchos amantes del cine de este autor, tenemos ya a dos niñas gemelas como iconos del miedo al doblar una esquina y ver un largo pasillo de hotel. El Resplandor es de esas películas en las que parte del terror es exhibido expresamente por Kubrick en su realización con una impecable combinación de elementos. Otra parte de ese terror se apuntala en la mente del espectador cuya atención queda aprisionada por fotogramas de siniestros espacios vacíos. Somos invitados a adentrarnos en una atmósfera de sugestión y de inquietante soledad mientras nos conduce al desasosiego durante más de 2 horas de metraje. Eso ocurre aunque hayamos visto la película más de una vez.

Podríamos extendernos horas y horas hablando y profundizando en la obra de Kubrick. Sus rodajes tenían también su propio sello, inasequible al desaliento, era capaz de repetir decenas de veces la misma escena hasta que estuviera perfecta.

En definitiva cuando un 7 de marzo de 1.999, se marchó Stanley Kubrick, se nos fue un Maestro, una de esas personas que con su obra hacen que los que seguimos aquí podamos disfrutar de películas inmortales. Siempre nos quedarán sus películas.

» El cine no trata de fotografiar la realidad, sino de fotografiar la fotografía de la realidad” S.K

Iñaki Conejo.-